Los hermanos pequeños saben bien lo que es reciclar ropa. Ellos suelen ser los primeros destinatarios de los pantalones, el chándal o las sudaderas de los mayores. Aunque el traspaso se complica si es de hermano a hermana y viceversa, heredar el armario del primogénito es una cuestión común, sobre todo durante la niñez. La ropa tiene más de una vida. Por eso, además de las fórmulas tradicionales de reutilización y donación de prendas servibles, han surgido nuevos mecanismos, muchos a través de Internet, como el intercambio, la compraventa a bajo precio entre particulares y hasta videoblogs que muestran cómo convertir viejas telas en un nuevo vestuario.
El hermano, la prima, el vecino, la amiga o el cuñado. Regalar o intercambiar ropa con personas conocidas es casi una tradición en algunas familias. Sin complejos.
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