La organización de eventos es un sector en constante evolución de forma estrepitosa.
Ahora que el INGUAT a definido a este segmento como prioritario, es importante hacer conciencia del papel que juega este profesional.
Los formatos han cambiado, las audiencias se han segmentado, el grado de profesionalización ha aumentado, etc. Asistimos, más que nunca, a una revolución de las marcas MICE, y tanto recintos como organizadores, buscan su posicionamiento en el mercado.
En este contexto, ha nacido la figura del asesor MICE, un especialista en detectar oportunidades y nuevos nichos de mercado. El surgimiento de este profesional, es algo relativamente nuevo que comienza a emerger. Se trata de un innovador que, ante nuevos retos, aporta renovadas soluciones.
El asesor MICE ha de innovar en el contexto de las organizaciones, creando nuevos proyectos de ferias y congresos, tanto en el formato, como en la segmentación público objetivo de los eventos.
Muchos recintos u organizadores tienen su propio coach, el consultor. Aquella persona que investiga y determina cómo, dónde, cuándo y por qué, conjuntamente con el equipo directivo de la organización.
Podríamos decir que este asesor se convierte en el buscador de tendencias y de nuevos nichos de mercado para el recinto u organizador. En este sentido, junto con la dirección genera:
- Plan de Innovación
- Plan de Optimización
- Plan Estratégico de Marketing
- A toda estrategia elegida su propio plan de contingencias.
Y finalmente… El Plan de ACCIÓN-INNOVACIÓN.
Para ser un consultor MICE es imprescindible conocer el mercado de manera exhaustiva –incluida la diversidad de la oferta- a la vez que tener detectados los principales agentes que se mueven dentro de él” y hace hincapié en que “son elementos imprescindibles para dar un buen asesoramiento”.
Este profesional aporta nuevas ideas y conceptos a la organización gracias a su visión estratégica y comercial y a su conocimiento del mercado.
El hecho de que no trabaje dentro de la organización y sea una figura externa lo convierte en un auténtico analista, no sólo del sector, sino también de lo que sucede en el entorno organizativo para el que trabaja. No obstante, dependiendo de las necesidades de la organización para la que trabaje, se puede optar por desarrollar el proyecto de asesoramiento de forma paralela a la actividad de la empresa, sin interferir en el día a día de ésta, o bien de integrarse en la propia compañía mediante un coaching funcional.
El consultor no pretende suplantar ninguna función de la organización, tan solo persigue asumir un papel de facilitador, canalizando el conocimiento y la experiencia hacia la identificación de soluciones innovadoras y nuevas oportunidades de crecimiento. Puesta en marcha de planes de comercialización y expansión, específicos para cada organización.
La visión externa del consultor puede aportar una fuente de inspiración adicional, ayudando a las organizaciones a desarrollar nuevos proyectos o a reformular de una manera innovadora los proyectos existentes.
Actualmente, el consultor ofrece un valor añadido esencial: su perspectiva del mercado.
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